Había una vez, una bruja que se llamaba Pepapi. Vivía en una casa con chimenea al lado de la playa.
Un día la bruja salió de su casa y se encontró su playa llena de basura. Había papeles, plásticos, latas, botellas y desperdicios; a la bruja eso no le gustó nada y se enfadó mucho.
Para limpiar todo eso pensó que necesitaría una excavadora y algunos amigos que la ayudaran a separar la basura. Así que llamó a Susi, que era una niña y su mejor amiga, para que recogiera el plástico y las latas y los tirara en el contenedor amarillo.
También llamó al monstruo policía, que recogió las botellas para tirarlas en el contenedor verde clarito.
El lobo Jose Manuel fue el encargado de llevar la excavadora y recoger los desperdicios orgánicos para echarlos en el contenedor gris y verde oscuro.
La bruja Pepapi recogió los papeles que irían al contenedor azul.
Cuando terminaron de recoger se pusieron muy contentos, y se pusieron a vigilar y a decirle a la gente dónde tenían que tirar cada basura, así la playa no se volvería a ensuciar nunca más.
Y colorín colorete, por la chimenea sale ¡Un cohete!